

Estaba en casa de mi prometido Alex, emocionada por conocer por fin a su madre. Ella era tan dulce, y la cena fue absolutamente increíble. Después de comer, Alex y su padre salieron, dejándonos a su madre y a mí charlando en el salón. Me moría de curiosidad por saber cómo era Alex de pequeño. Su madre, con lo encantadora que es, saca una caja enorme con sus recuerdos. Y allí, justo encima, está esta foto enmarcada. Ella vacila, murmurando que es solo una foto de Alex con su ex, tratando de quitarle importancia. Pero yo, siendo yo, le digo: “No se preocupe, ¡vamos a verla!”. Pero en cuanto le da la vuelta a la foto, mi corazón se detuvo. Allí, sonriéndome, estaba mi madre. MI MAMÁ FALLECIDA. Me enfrenté a él y entonces, con la voz temblorosa, mi prometido me reveló que
…que mi madre había sido el gran amor de su padre. 💔
Me quedé helada. No era una ex cualquiera, ni una aventura universitaria. Resulta que, antes de casarse con la mamá de Alex, su padre había tenido una relación muy seria con mi madre. Ella había sido su primera prometida… y la boda nunca se celebró porque mi madre rompió el compromiso en el último momento.
Alex tragó saliva y siguió hablando con voz apagada:
—“No quería que te enteraras así… pero sí, tu mamá y mi papá estuvieron a punto de casarse. Y cuando te conocí, juro que no lo sabía. Fue después, cuando mi madre me lo confesó, que entendí quién eras realmente. Y no dije nada porque tenía miedo de perderte.”
De pronto, todas las piezas encajaron: las miradas extrañas de su padre cuando nos presentaron, los silencios incómodos en la mesa familiar… ¡y ahora esta foto!
Sentí que la habitación giraba. Estaba a punto de casarme con Alex, pero de alguna forma, nuestras familias habían estado unidas en un lazo que nadie me contó.
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