MI VIDA SE HA CONVERTIDO EN UN INFIERNO DESDE QUE ME MUDÉ A MI NUEVA CASA.

Alguien llenó mi césped de basura. Al día siguiente, me di cuenta de que las ruedas de mi coche estaban pinchadas. Dos semanas después, recibí una carta y me asusté mucho.

Mientras tanto, ayer mismo, mi mujer y yo invitamos a cenar a nuestros vecinos, Amanda y Jim. Nos han apoyado mucho durante todo este calvario.

Cuando salí al balcón a tomar un poco de aire fresco, Amanda también estaba allí, y perdí los nervios:

Yo: “¡¡Simplemente no puedo entenderlo!! Hace poco recibí una carta que decía: ‘Tienes que hacerte cargo de eso'”.

Ella: “Oh, ¿así que recibiste TODOS MIS mensajes para ti? Supongo que

…también viste el que dejé en tu buzón con la foto.”

Me quedé helado.
—¿Qué foto? —pregunté, con un nudo en el estómago.

Amanda sonrió, pero no de una manera amigable.
—La foto de tu mujer y Jim, tomada en tu garaje… hace dos meses.

Sentí que la sangre me abandonaba la cara. En ese instante, todo encajó: la basura, las ruedas pinchadas, las cartas anónimas. No era un vecino al azar tratando de asustarnos. Era Amanda, intentando que me diera cuenta de la traición que se estaba gestando bajo mi propio techo.

No tuve tiempo de reaccionar antes de que mi mujer saliera al balcón, palideciendo al ver la expresión de Amanda.

—¿Le has contado ya? —preguntó Amanda con frialdad, cruzándose de brazos.

El silencio que siguió lo cambió todo. Y fue solo el comienzo.

Hãy bình luận đầu tiên

Để lại một phản hồi

Thư điện tử của bạn sẽ không được hiện thị công khai.


*