Un accidente provocado por mi esposo me dejó estéril. Lo perdoné. Se lo ocultamos a todo el mundo, incluso a mis amigos y a mis padres, porque nos preocupaba la opinión que pudieran tener de él.
Decidimos adoptar y, al cabo de dos años, estaba encantada de que por fin tuviéramos un bebé en casa. Entonces, una mujer desconocida me envió una foto de mi marido engañándome con ella. Reconocí el hotel en el que se alojaban – ¡el mismo en el que celebramos nuestro décimo aniversario!
Quedé destrozada. Amaba a este hombre con todo mi corazón, lo protegí del odio y la culpa… Estaba llorando en la cocina cuando se me ocurrió el plan de venganza perfecto. Así que, cuando mi marido llegó a casa, quedó IMPACTADO cuando yo
…estaba sentada en el sofá, perfectamente arreglada, con una maleta a mi lado y nuestro bebé adoptivo en brazos.
—¿Qué está pasando? —preguntó, confundido.
—Oh, nada —respondí con calma—. Solo que acabo de llamar a tu madre, a mis padres, y a todos nuestros amigos para contarles la verdad… TODA la verdad.
Él se quedó inmóvil.
—¿Qué… qué verdad? —balbuceó.
—Que tú eres la razón por la que no puedo tener hijos. Que te perdoné. Que te cubrí. Y que, aun así, me engañaste.
Vi cómo la sangre desaparecía de su rostro. Antes de que pudiera abrir la boca, le lancé el último golpe:
—Ah, y también les envié las fotos que me mandó tu amante. Seguro que tu jefe también las recibe en unos minutos.
Me levanté, lo miré a los ojos y dije:
—No me voy a quedar a ver cómo te hundes… pero créeme, todo el mundo lo hará.
Luego cerré la puerta tras de mí.
Si quieres, puedo escribirte una versión más intensa de esta historia para que suene como un relato atrapante de Facebook.
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