Durante el funeral del oficial, su fiel perro saltó repentinamente sobre el ataúd y comenzó a ladrar y gemir ruidosamente: la gente se horrorizó al comprender el motivo.

Durante el funeral del oficial, su fiel perro saltó repentinamente sobre el ataúd y comenzó a ladrar y gemir ruidosamente: la gente se horrorizó al comprender el motivo.😱😱

Un héroe estaba siendo enterrado: un querido comandante, padre y hombre que dio su vida por su patria. Ese día, todos se reunieron en el cementerio: familiares, amigos, camaradas, hermanos de armas. Todos sentían que con su partida, toda una era había terminado, una parte del corazón de quienes lo conocieron se había ido.

El ataúd estaba cubierto de flores, brillantes, aunque en ese momento parecían incoloras. El aire estaba cargado de dolor y nadie intentaba contener las lágrimas. Los hombres sollozaban, las mujeres lloraban, incapaces de comprender del todo lo sucedido. Un silencio sepulcral lo envolvía todo.

Pero de repente, aquel silencio se vio interrumpido por un largo y lastimero ladrido. La gente se volvió. Lentamente, un pastor alemán emergió de entre la multitud: el fiel amigo del oficial. Caminaba despacio, con paso pesado. El perro se detuvo ante el ataúd, lo miró y, con sus últimas fuerzas, saltó sobre la tapa.

Arañó la madera con las patas, gimió, con los ojos llenos de dolor y desesperación. Parecía comprenderlo todo y no poder aceptarlo. Unos hombres se acercaron para llevárselo, pero en ese momento el perro empezó a comportarse de forma extraña. Ladró fuerte, pisoteó la tapa con terquedad, como si intentara decir algo. Todos se quedaron perplejos.

Entonces el perro enmudeció de repente. Se tumbó sobre el ataúd y no volvió a moverse.

La esposa del oficial se acercó. Estaba segura de que el perro la obedecería, pero de repente la viuda gritó:

– ¡Ay dios mío!

La gente acudió a sus gritos y presenció algo terrible. 😱😱Continuará en el primer comentario.👇👇

—¡No respira!… ¡Lo siguió!

La viuda cayó de rodillas y lloró desconsoladamente, destrozada por el dolor.

La multitud se quedó paralizada. Algunos se cubrieron el rostro con las manos, otros se mordieron los labios, intentando contener los sollozos. Quedó claro: el perro había seguido a su amo, incapaz de soportar la separación.

Aquella escena conmovió profundamente a todos. Nadie esperaba que ni siquiera la muerte pudiera separarlos. Por decisión de la familia y los compañeros, el pastor alemán fue enterrado junto al oficial, a sus pies.

Y entonces todos comprendieron: la lealtad puede ser más fuerte que la vida y la muerte.

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