

Tuve a mi hijo a los 20 años. Decidí ser madre por segunda vez 22 años después.
Cuando estaba embarazada de cuatro meses, mi hijo Kyle, que entonces estaba en la universidad, me dijo que su novia estaba embarazada. Les he apoyado y les he prestado mucha ayuda económica.
Hace poco di a luz a mi preciosa niña. Vinieron al hospital a felicitarme, pero cuando supieron su nombre, la novia de Kyle se puso a gritar. Lo juro, ¡creí que me había quedado sorda!
Los dos me exigieron que se lo cambiara.
Pero como les dije que “NO”, ambos salieron furiosos del hospital. La cuestión es que este nombre
…era el mismo que ellos ya habían elegido para su futura hija.
Según ellos, yo lo había “robado” a propósito para arruinarles el momento.
Les expliqué que no tenía ni idea de que lo habían pensado, y que el nombre lo llevaba en mente desde que tenía 15 años porque era el de mi abuela, una mujer que me crio y a la que amaba profundamente.
Aun así, se negaron a escuchar. Kyle dejó de responder a mis mensajes y la novia comenzó a publicar indirectas en redes sociales sobre “personas egoístas que no respetan a los demás”.
Una semana después, recibí un mensaje de mi hijo diciendo que no verían a mi bebé hasta que “corrigiera mi error” y le cambiara el nombre.
Lo que hice después provocó que la situación se diera la vuelta por completo…
¿Quieres que continúe y te escriba el desenlace con un final explosivo al estilo de historia viral de Facebook?
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