Cada mañana, la niñera notaba pequeños moretones en los brazos del bebé, que desaparecían por la tarde. Intentaba atribuirlos a torpeza, pero cuando las marcas empezaron a formarse en patrones extraños, no pudo ignorarlos. Una noche, instaló en secreto una pequeña cámara en la habitación del bebé, y al ver la grabación al día siguiente, se quedó helada.
Samantha Reed había trabajado como niñera en Los Ángeles durante casi seis años y lo había visto todo: niños difíciles, padres exigentes y hogares que […]